sábado, 20 de enero de 2007

EL URBANISMO

La Jota, en lo que al urbanismo se refiere, podríamos decir que fué un enfermo grave cogido a tiempo, y que, aunque le quedaron secuelas de por vida, fue salvado «in extremis» antes de que su situación fuese irremediable.

La parcelación primera

Como ya se ha relatado en la «Historia del Barrio», el nacimiento del mismo viene a coincidir con la urbanización Daman de comienzo de los 50: casitas de una planta con su jardincito, alineadas en calles paralelas a la Nacional II (Avda. de Cataluña), las «parcelas» de La Jota. Después, en las décadas 60 y 70 sobre todo, se irán construyendo bloques de pisos que prácticamente completarán y aun superarán la edificabilidad prevista en las Ordenanzas de 1943, sin ceder un sólo metro para servicios comunes.

La urbanización de parcelas estuvo condicionada por el entramado de acequias que surcaban estos terrenos que acababan de ser arrebatados a la huerta. Hasta hace poco se podía ver en la confluencia de la calle Felisa Galé con la Avda. de Cataluña una tajadera de donde partía la acequia del Molino, cuyo cauce se puede intuir viendo el trazado irregular de las casas que la bordeaban.

Los bloques de pisos

Esta parcelación primera, con ser tan modesta en su construcción, no estuvo exenta de cierto encanto. Sus calles bien alineadas, con un ancho suficiente y aun generoso, iluminación, arbolado, agua y vertido. Los problemas vinieron cuando a esta clase de urbanización, más propia de barrios rurales, se le fueron añadiendo sin ningún miramiento estético ni práctico, bloques de pisos que, como un grueso cinturón, ahogaban y amenazaban con el «estrangulamiento» de las parcelas.

Por otro lado traían un gran aumento de población con unas necesidades de equipamiento no previstas y que, sin ninguna previsión anterior adecuada, resultan luego casi imposible de satisfacer.

Otra calamidad adicional fue el no hacer aparcamientos subterráneos salvo en casos muy contados, por lo que el problema de circulación y aparcamiento, en una época en la que comenzaron a proliferar lo coches, se hizo grave, añadido a la dificultad que las acequias sin cubrir ofrecían a una circulación medianamente fluída.

No es de extrañar que los vecinos de «parcelas» se sintieran como «invadidos» por los de los bloques de pisos y ello diera lugar a más de un malentendido, como el que se originó cuando un simple estudio de los técnicos del Ayuntamiento en 1976 ofrecía como solución a la falta de zonas verdes, el derribo de unas 50 parcelas situadas en el centro de la parcelación Daman.

Lógicamente la solución era disparatada, máxime teniendo en cuenta la cantidad de solares disponibles en los alrededores, pero la reacción de algunos también lo fue y la Asociación de Vecinos hubo de emplearse a fondo para dejar claro que ella nada tenía que ver con unos planes que la Oficina Técnica de Urbanismo había confeccionado y que, de no existir la Asociación, muy probablemente se habrían intentado ejecutar. La consulta que se hizo a los vecinos, convocados por calles, reflejó un lógico rechazo al plan y así se le transmitió al Ayuntamiento, que nunca más volvió a hablar del asunto.

Los años decisivos

El bienio 79-81 fue decisivo en la regulación urbanística del Barrio, así como en la dotación de servicios en la línea que había marcado el Plan Parcial de 1976 para el Polígono 52 y que el Plan General de Ordenación Urbana de 1986 asumió en su totalidad.

Decimos que fue decisivo porque el primer Ayuntamiento democrático, elegido ese año de 1979 y espoleado por la Asociación de Vecinos, en una maniobra magistral logra permutar a la entonces CAZAR nada menos que 43.500 metros, destinados a edificar 5.000 viviendas, los cuales pasan casi en su totalidad a ser destinados a equipamientos públicos.

De inmediato, a la vez que se acometía la urbanización de las calles y el cubrimiento de acequias, se crea el Parque de Valmaseda de unos 8.000 metros cuadrados y seguidamente la construcción, en esos mismos terrenos permutados, del Colegio La Estrella. Algo más tarde se construirá en la misma zona el Centro de Tercera Edad.

El Plan Parcial del año 1976

El Plan Parcial aprobado en 1976 para el Polígono 52 tiene dos partes bien diferenciadas.

Por un lado la 52-A, que comprende básicamente la zona de parcelas, cuya pervivencia queda garantizada al limitar a planta y piso la capacidad de construcción en ella.

Y la otra parte, la 52-B, que arrancando de Avenida La Jota llega hasta el Ebro por el Colector y Vadorrey. Esta segunda zona, escasamente edificada por entonces, es declarada de edificabilidad media (75 viviendas por Ha.) y se reservan en ella terrenos suficientes destinados a equipamientos lo mismo públicos como privados.

Así irán surgiendo en esa zona el Instituto «Pilar Lorengar», el Centro Deportivo Municipal, el Parque de Oriente, el Colegio privado Don Bosco, los campos deportivos de Vadorrey y, en este mismo momento, dos centros de carácter religioso.

Su edificación, que partía ya de tres «actuaciones aisladas» construidas en los primeros y mediados 70 (Vadorrey, Colector y Cº Valimaña) con unas 1.800 viviendas, se está viendo rápidamente completar con la Urbanización «Parque de Oriente», los adosados de la calle Velilla de Ebro, y la que se intenta llevar a cabo en el solar de la desaparecida empresa «Laguna de Rins», con unas 2.000 viviendas en su conjunto.

Con estas realizaciones se puede dar por agotado, prácticamente, el volumen edificable en todo el Polígono a salvo de algún que otro solar disponible en los aledaños del trazado del Tercer Cinturón.

El Polígono 52-A

Volviendo al Polígono 52-A (Avda. Cataluña - Avda. La Jota) hay que destacar el esfuerzo que se hizo por conservar y adecentar la zona de «parcelas» limitando, como ya se ha dicho, su edificabilidad y creando calles peatonales y rincones de evidente encanto como el de la calle Baleares.

El limitar a planta y piso la edificabilidad de las «parcelas» las salvó de la irremediable piqueta que las amenazaba por la voracidad inmobiliaria y aunque fue una medida criticada incluso por algunos propietarios más amigos de especular que de vivir en ellas, bien podemos decir hoy, con la perspectiva que da el tiempo pasado, que fue una excelente medida que convierte a nuestro Barrio en uno de los más habitables de la ciudad. Además, el mayor nivel económico ha posibilitado la rehabilitación o reconstrucción de muchas parcelas —algunas con evidente buen gusto, otras no tanto— que, en conjunto, van enriqueciendo la arquitectura del Barrio.

La «Plaza del Barrio»

Capítulo aparte merece el Sub­polígono 52-B-1-1 (para entendernos, el solar de la calle Miguel Asso con la Iglesia de S. Pío X y los bloques 2, 3 y 7).

Planeado para edificar en él nada menos que siete bloques de pisos, quiso la fortuna que alguien en el Ayuntamiento cayera a tiempo en la cuenta del disparate y se parara la edificación de los bloques 1, 4, 5 y 6, ya proyectados.

De resultas de esta medida la Inmobiliaria abandonó el solar, por supuesto sin urbanizar, y así permanece después de 30 años, con charcos y matojos, para vergüenza de la propiedad y del Ayuntamiento que lo consiente.

La Asociación de Vecinos lleva varios años forzando el entendimiento entre las partes con el fin de que se acabe de una vez con el problema y se dote al Barrio de una Plaza, la «Plaza del Barrio».

En este momento, superadas ya innumerables barreras de tipo legal, podemos decir que el proyecto de la Plaza ha sido presentado al Ayuntamiento, y que cumplidos los trámites al uso será expuesto en breve a información pública para su posterior puesta en ejecución. Tendremos que celebrarlo por todo lo alto.

Una zona

prácticamente irreconocible

Para terminar, una mención a la nueva urbanización surgida en el solar de la desaparecida Cluzasa y demás terrenos adyacentes entre los Barrios La Jota y Jesús, pertenecientes al Polígono 51.

De características similares a la del Parque de Oriente aunque, a nuestro juicio, mejor planeada y ejecutada, tiene un hermoso Paseo de Longares y un bonito Parque con una calidad de edificación algo más elevada de lo que es habitual en estas zonas.

Bien podemos asegurar que en muy pocos años, con la actual demanda de pisos, vamos a ver transformada la «Margen derecha de la Margen izquierda» como algunos la llaman, en una zona prácticamente irreconocible. Ojalá se haga con criterios de servicio al bien público y no solamente al de las Inmobiliarias y demás intereses creados.

viernes, 19 de enero de 2007

PLANO DEL BARRIO

Para ver más grande el Plano, pinchar encima de la imagen



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