lunes, 14 de abril de 2008

VELIB, la bicicleta del pueblo


Arturo Chomyszyn que vive en París, escribió la siguiente nota que cuenta el fenómenos de las bicicletas Velib.

En las horas pico, todo París es un embotellamiento, y el mapa interactivo del tráfico se tiñe de rojo. Un recorrido que normalmente lleva 20 a 30 minutos, puede convertirse en un calvario motorizado de 3hs. El último subte pasa a la 1 :30 H, luego solo queda una opción, los improbables buses nocturnos, uno cada 40 minutos por puntos estratégicos de la ciudad. Muchos eran lo que afirmaban « Paris la nuit, c’est finit »

Hasta que llegó en 2007 el Velib. Velib es la contracción de las palabras « bicicleta » y « libertad » y es el nombre que lleva el nuevo mobiliario urbano que estrena París.

Básicamente son estaciones de bicicletas en alquiler autoservicio. Inútil es intentar robar una rueda o un pedal, ninguna pieza de esas bicicletas es estándar, solo funcionan en un Velib.




Por medio de un « totem » electrónico, y con solo una tarjeta de crédito (o un abono anual), se puede liberar una de esas bicicletas. La idea es realizar viajes cortos y estacionar la bicicleta cuanto antes en la estación más cercana a nuestro destino. Cuanto más utilizamos la bicicleta, más cara nos cuesta. Lo más rentable, son los recorridos de hasta 20 minutos.

Las estaciones Velib crecen como « champignons» se estima para el segundo trimestre 2008 habrá 1451 estaciones , 20 600 bicicletas y 36 000 mini totems repartidos en toda la ciudad. Entusiasmados, los parisinos y París piden más sendas para bicicletas. Velib es una empresa manejada por JC Decaux, la misma que tiene gran parte del mobiliario urbano en Buenos Aires.



Curiosidades del Velib :
Ya es moneda corriente cruzarse el sábado a la noche con tropillas de ciclistas, que aún sin conocerse y sin hablarse, deciden hacer parte del recorrido juntos, genera seguridad entre los usuarios y una agradable solidaridad nocturna entre ciclistas, silenciosa y tacita.

El Velib es también la elección nocturna de miles de parisinos, demasiado alcoholizados para regresar a sus casas en auto. El flujo de Velib es aun desparejo, es por eso que ciertas estaciones están vacías y otras llenas.




Están los que se apropian las bicicletas, las estacionan, pero con un candado para asegurarse su bicicleta al día siguiente, están también los que recurren a la creatividad para « reservar » sus bicicletas, a todo precio :

Versión alemana:

En Berlin, las opciones para alquilar una bicicleta sobran, desde el «velo taxi » hasta city tours en bicicleta, pero la que más me llamó la atención es el ingenioso sistema « Call a bike ».




Las bicicletas están estacionadas ya no en estaciones, pero en cualquier punto de la ciudad, basta con marcar el numero de « Call a bike », luego indicar el número de la bicicleta y el sistema destraba las ruedas a distancia, la factura pasa directo con la cuenta del teléfono celular.

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