Si los ciudadanos acaban pensando que todos los políticos son igual de sinvergüenzas, aquéllos que no quieren que sus representantes sean unos sinvergüenzas no votarán o lo harán en blanco.
En cambio, aquéllos otros a los que no les importa que sus dirigentes sean unos sinvergüenzas seguirán votando.
Con lo que siempre ganarán los elegidos por los electores a quienes no les importa un pimiento que sus dirigentes sean unos sinvergüenzas...
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