martes, 22 de septiembre de 2009

¡CUAN CAPRICHOSOS SON LOS DIOSES!


José Luis Trasobares, en El Independiente

Es difícil conocer las intenciones de quienes moran nuestros particulares olimpos institucionales. Siluros, truchos, sirenas, bivalvos y otros mitos del santoral son de naturaleza caprichosa. Dicen una cosa y hacen otra. Silencian hoy lo que ayer pregonaban. Disfrutan sembrando la incertidumbre entre la plebe pagana (la que paga, quiero decir). Te vuelven loco aposta. No hay manera de interpretar sus intenciones.

Habló don Marcelino de los estupendos logros de su Gobierno en materia de Servicios Sociales o de Universidad, Ciencia y Tecnología. Tate, dijeron los arúspices llevados por el entusiasmo, si Su Prudente Señoría destaca estos negociados al reseñar los grandes logros del ubérrimo decenio 99-09, querrá decir que las consejerías correspondientes no sólo no desaparecerán (como se rumoreaba) sino que sin duda serán potenciadas. Pero desde el propio Pignatelli llegan mensajeros alados que advierten de que no es así, no exactamente; o sea, para nada. Tanto Universidad, Ciencia y Tecnología como Servicios Sociales son sin duda muy importantes... pero tienen los días contados. Y Medio Ambiente, también

Los dioses escriben derecho con renglones torcidos. Así, una de las tesis que más predicamento está cobrando es la siguiente: tras el desguace de aquellos departamentos fundamentales pero prescindibles, tanto Calidad Medioambiental como Ciencia y Tecnología irán a Industria, que se convertirá en un punto filipino del organigrama. Y el nuevo responsable del tema será... ¡Chantatachán! ¡Alfredo Boné! Tal cual. Es de comprender: el secretario general del PAR, superjefe del Aparato, no se iba a quedar silbando en la vía del tranvía. Este héroe podrá estar un poquito socarrado tras el ardiente verano, pero es como el mejillón tigre, un superviviente nato, prolífico y resistente a todo; un prodigio de la naturaleza.

Aunque a lo mejor no es así; a lo mejor don Biel sale por peteneras, rechaza los presupuestos para el 2010 (que Larraz, por si acaso, adoba ya con ochocientos millones más de deuda), tensa la cuerda y la reestructuración del Gobierno se queda otra vez para el año que viene. Pero dudo de que los caprichos divinos lleguen tan lejos.


No hay comentarios: