La aparición de siluros atacando y devorando palomas junto al puente de Piedra de Zaragoza ha sorprendido a los ciudadanos, pero no tanto a los expertos. Según han indicado, no es raro que esta especie, tremendamente voraz, pueda atacar a aves y pequeños mamíferos que se acerquen a la orilla.
Tampoco es extraña su propia presencia, pese a ser una especie procedente de las aguas del Danubio introducida en Mequinenza en los años 70. En Aragón, se calcula que más del 30% de las especies de los ríos son invasoras debido a introducciones con fines comerciales y cinegéticas. El siluro, el black bass, el lucio, la trucha arco iris o la carpa (traída, al parecer, por los romanos) son algunos de los peces introducidos ya, muy habituales en las aguas dulces de Aragón.
Entre los daños que provoca esta fauna introducida está la depredación y, en el caso de variedades o subespecies de peces autóctonos, la alteración genética, como ocurre con la trucha común. La del Ebro es una de las cuencas más afectadas por la introducción de especies alóctonas, debido a su carácter de puerta de entrada desde Europa y a la tradición del comercio en Cataluña.
Existen un total de 19 especies introducidas, frente a 23 autóctonas. También hay diez exóticas de fauna no piscícola que causan efectos negativos en las autóctonas y el ecosistema.
de El periódico de Aragón
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