domingo, 30 de noviembre de 2008

¡QUÉ IDIOTAS!


Tengo a la ley un pánico injustificado, pues está claro que se puede vivir fuera de ella sin problemas. El otro día, los porteros de una discoteca de Madrid, sobre los que pesaban ya 12 denuncias por agresión, mataron a patadas a un chaval de 18 años. Usted y yo no podríamos vivir con una sola denuncia, nos despertaríamos por la noche con pesadillas. Pero se puede, es perfectamente posible. De hecho, la discoteca a cuyas puertas fue asesinado el crío carecía de licencia. Usted y yo no abriríamos sin licencia ni un albergue para pobres. Pero se puede, se puede hacer todo al margen de la ley.

El Balcón de Rosales, que así se llamaba el garito, había sido denunciado decenas de veces, se le habían abierto no sé cuántos expedientes, la policía había recomendado que lo cerraran con urgencia debido a las deficiencias, todas graves, descubiertas en su funcionamiento. Pero ahí estaba, con un par, o con dos, no sé. Luego usted se retrasa en el pago del IBI y tiene sudores fríos. No pasa nada. Se puede vivir de espaldas a las normas.

A la fecha, no hay en la cárcel un solo financiero de los que nos han llevado al desastre económico universal en el que nos debatimos como náufragos. Y mira que han hecho cosas feas. Usted y yo, en cambio, tenemos unos remordimientos brutales por no reciclar la basura como Dios manda. ¿Nos meterán en la cárcel?, nos preguntamos con angustia. Nada de eso, por favor. Ni siquiera nos han abierto un expediente.

Y luego está Roldán, Luis Roldán, el ex de la Benemérita, que se encuentra de baja laboral por depresión, el pobre, lo que no le impide hacer caja en la tele. Hombre, hombre, si está usted de baja, quédese en la cama, que hay inspectores de trabajo, aunque no sabemos dónde. En el momento de escribir estas líneas, no tenemos noticia de que le hayan retirado a Roldán los beneficios de la baja médica por trabajar cuando no debe. En cambio, si usted o yo llamamos a la oficina para decir que nos quedamos en casa porque nos duele la cabeza, procuramos demostrarlo no sólo con el papel del médico, sino con el certificado de un notario. ¿Por qué? Porque estamos convencidos de que no se puede vivir fuera de la ley. ¡Seremos idiotas!

Artículo de opinión de Juan José Millás

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