sábado, 31 de octubre de 2009

INTERCORRUPCIÓN TRANSPARTIDARIA Y GLOBAL


José Luis Trasobares, en El Periódico de Aragón

La corrupción político-empresarial tiene en España dos aspectos esenciales: siempre está relacionada con negocios inmobiliarios y de la construcción, y por otra parte es un fenómeno transversal que hermana a los partidos e incluso a veces hace cómplices a quienes teóricamente deberían ser adversarios ideológicos (eso, si las ideologías jugasen algún papel en este putiferio).

Hay más coincidencias transpartidarias que el reparto sistemático de papeles estelares entre PSOE y PP a la hora de untar la manteca. Por ejemplo el papel de las bisagras localistas (Unió Mallorquina, los insulares canarios, los tránsfugas transfigurados y algún otro ejemplo más próximo que prefiero no citar). O esa capacidad impresionante de cada cual a la hora de escandalizarse de las raterías ajenas (presuntas, quiero decir) mientras disculpa con inauditos argumentos las propias (daba risa ver al jefe de CiU Artur Mas, ponerse muy serio con la enganchada de los sociatas de Santa Coloma mientras ignoraba a sus viejos colegas Prenafeta y Maciá Alavedra). Y últimamente llama la atención la extraordinaria capacidad de las estrellas (y exestrellas) de los hemiciclos a la hora de salirse por la tangente. Escuchar a Zapatero y los suyos hablar de cambio de modelo, a Rajoy afirmar muy serio queCamps nunca le ha mentido o a los cuatro exministros de Economía (Boyer, Solchaga, Rato ySolbes) teorizar sobre la crisis y cómo salir de ella da especial malagana. Y cuando Aznar, el padrino del bodorrio por donde desfilaron Don Vito y El Bigotes, aparece dando lecciones de ética y ultraliberalismo es p´a tirarse por los suelos. ¿Creerán que somos aún más idiotas de lo que en verdad somos?

El problema, pues, no es que se robe. Podríamos consolarnos pensando que en España, salvo en algunos fugaces momentos (un par de ratos durante las Repúblicas, dos minutos en la Transición y poco más) siempre se ha metido mano en la caja del común. Lo impresionante es la jeta con la que la intercorrupción global es asumida por sus intérpretes y espectadores, y la calma con que circulan las mentiras e imposturas justo cuando más parece fluir la información. Pobre democracia: ¡tan joven y tan pervertida!



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