domingo, 4 de abril de 2010

CRITERIOS PARA MANEJAR EL DINERO PÚBLICO


José Luis Trasobares, en 'El Periódico de Aragón'

A mediados de este mes se celebra en Zaragoza (15 de abril, centro Joaquín Roncal) una jornada titulada "Por una compra pública responsable". Sus organizadores (oenegés, fundaciones e instituciones) pretenden fomentar un compromiso más efectivo con la ciudadanía por parte de las distintas Administraciones. Las claves radican en potenciar el ejercicio de un consumo oficialresponsable, evitar que dinero público sea destinado a comprar artículos relacionados con la explotación laboral o el deterioro medioambiental y enfatizar la promoción de la economía local en sus vertientes más sociales. La jornada en cuestión va destinada a cargos políticos, técnicos y responsables de compras de los entes oficiales. El destino del dinero público se ha convertido ciertamente en un aspecto esencial del debate político. Los años de bonanza económica, la eficiencia fiscal y las cuantiosas ayudas europeas han permitido fabulosos gastos e inversiones. Que todos ellos hayan sido responsables es harto dudoso. Por el contrario, la arbitrariedad, el capricho, la ausencia de verdaderos análisis previos y un permanente toque de frivolidad hispánica han tirado por el sumidero muchos millones, a menudo entre los aplausos de un vecindario deslumbrado e ingenuo. La etapa Expo atrajo a Zaragoza cantidades que, según los propios datos de las Administraciones, rondarían los dos mil quinientos millones de euros. Casi nada. Ese cañonazo presupuestario se nos ha lucido sólo hasta cierto punto. Es posible que casi la mitad del total se haya fundido sin pena ni gloria. Desde luego, semejante pastón debería haber resultado mucho más productivo.

Lo peor es que se están dando por sentadas prácticas de gasto completamente aberrantes. Por ejemplo, ahora mismo llena de asombro comprobar cómo los responsables políticos yempresariales de Motorland dan por sentado (sin que nadie les salga al paso) que sus acuerdos económicos con las empresas y federaciones que organizan pruebas automovilísticas sonconfidenciales, porque así funciona el negocio. ¿Qué es eso de la confidencialidad cuando estamos hablando de fondos públicos? No sabemos cuánto nos va a costar el GP de motos, como no solemos saber cuál puede ser el precio final de las obras que se emprenden (losdesfases, ya se sabe) o de caprichos tan notorios como ése de poner barquitos a navegar en el Ebro. La panoja se escurre además como agua en un cesto y las sorpresas son constantes; vean, si no, el caso de esos autónomos o pequeños empresarios que son subcontratados por las grandes constructoras para hacer infraestructuras y equipamientos y que luego aparecen (incluso, como el miércoles, en la inauguración de una variante) reclamando lo que el primer contratista le dejó a deber.

Si esto es responsable, que vengan los dioses y lo vean.


No hay comentarios: