lunes, 19 de abril de 2010

Y ADEMÁS EL TRANVÍA SÍ QUE SERÁ RENTABLE


José Luis Trasobares, en 'El Independiente'

Muchos zaragozanos han tenido que ver la maqueta del futuro tranvía para empezar a entender el tema. Quienes imaginaban la reposición de aquellos cacharros de los años sesenta se van quedando más tranquilos. Aleluya. Bien estará lo que bien acabe y lo del tranvía acabará bien porque ése es un sistema de transporte público eficiente, limpio y rentable. Funciona en toda Europa y medio mundo, está en auge y aquí (por si se les ha olvidado) fue una plataforma óptima (con un uso superior y un coste inferior a los del autobús) hasta que la fiebre automovilística y el papanatismo se la llevaron por delante.

Que haya una notable resistencia al tranvía es normal. En primer lugar porque la mentalidadsesentista pervive en una Zaragoza donde están vigentes los paradigmas urbanos impuestos hace cincuenta años por los traficantes de suelo (había que ofrecer modernidad para vender una expansión desmadrada y destructiva). En segundo, porque el persistente espíritu baturro que predomina en la capital aragonesa aún se aferra al automóvil como sublimación de múltiples deseos y complejos. No importa que todo quisque tenga ya coche y que circular con él sea incómodo, caro y finalmente imposible, siempre habrá personas que verán en su buga un escaparate del éxito social, la libertad personal, el atractivo sexual o vayan ustedes a saber qué.

Lo más extraño es que el tranvía haya sido denostado por el coste que supone su instalación. En una ciudad y una región tan proclives a grandes inversiones públicas de dudosa rentabilidad, ésta que nos ocupa es de las pocas que se asienta sobre un plan de negocio medianamente lógico (además de cubrir un servicio público esencial). El desconcierto que invade la venta del patrimonio Expo, la incógnita que rodea el futuro del barrio del AVE, las simulaciones que fingen el aprovechamiento de los ¿ciento y pico? millones enterrados en Motorland (tened fe, reclama Biel, mientras ya advierte que ésa es una inversión no amortizable), todas las dudas, en fin, que sobrevuelan los dispendios habidos y por haber no cuadran con el tranvía. Así que, por favor, no me lo metan en el paquete.



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