miércoles, 21 de abril de 2010

LAS CLOACAS DE ZARAGOZA


Siempre se ha pensado que en las cloacas, bajo suelo zaragozano, domina un olor nauseabundo que se impregna en las fosas nasales e impide respirar a quien se arriesga a asomarse por esos lares. De hecho, lo peor de cada casa fluye por estas arterias suburbanas: más de 1.000 kilómetros (y creciendo) de alcantarillas que se extienden bajo la ciudad y recogen las aguas pluviales y fecales para garantizar unas condiciones de salubridad imprescindibles en la sociedad. Sin embargo, no todo es tan 'oscuro' como se piensa. La limpieza periódica del alcantarillado -y la modernización de la red de saneamiento- pone freno a los malos olores. Claro, que siempre hay unas zonas más 'aromáticas' que otras...

Zaragoza debe su actual sistema de alcantarillado al doctor Cerrada, que en su etapa de alcalde (1905-1906) ordenó construir un moderno sistema de saneamiento. A partir de entonces, fueron desapareciendo las fosas sépticas, "aunque todavía queda alguna por la zona centro", apunta Durán. Además, también se han incorporado otros avances, y desde hace unos años, casi siempre que se construyen nuevas galerías se hacen como red separativa en lugar de unitaria, es decir, las aguas pluviales van por unas tuberías distintas a las fecales. Así, la zona Centro, Las Delicias y Las Fuentes son las más problemáticas para la limpieza, al ser las más antiguas, tener calles muy estrechas y estar muy pobladas.

Pero, ¿cómo detectan si las tuberías tienen algún daño? Actualmente recurren a un equipo de videocámara para inspeccionar toda la red de alcantarillado. Desde hace algo más de diez años, FCC dispone de dos cámaras, instaladas en sendos robots, que permiten detectar filtraciones, roturas o separaciones en las juntas y alertar del desperfecto.

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