José Luis Trasobares, en 'El Independiente'
Cuando el personal se entera de que el presi del BBVA se prepara un premio de setenta millones para la jubilación o que el superjefe de la Sociedad General de Autores (SGAE) cobrará un retiro de veinticuatro mil euros al mes o incluso que los responsables de las empresas públicas firman nóminas superiores a la del presidente del Gobierno autónomo... pues, claro, se queda a bolos. Y mira que la existencia de remuneraciones bestiales no es ningún secreto. En España, como en el resto del mundo, los espabilados las pillan a puñaos y la gente de a pie cada vez ha de conformarse con menos.
No sería yo capaz de negar merced alguna (en metálico, se comprende) a quienes aportan ideas geniales, saben moverse en ese ámbito llamado mercado, son creadores de éxito y se lo curran. Vale. Pero buena parte de los españoles agraciados con primas y sueldos vertiginosos no entran en ninguno de los supuestos citados. Por ejemplo, el banquero González, quien tras hacerse con Argentaria se merendó la banca vasca, pertenece al grupo de gestores que Aznar designó para privatizar las empresas y monopolios públicos. Les fue de coña. Pero es que si te ponen en la mano Telefónica, Endesa o cosas similares no puedes fracasar ni queriendo (en realidad, ni siquiera hace falta triunfar: las empresas del Ibex han visto descender sus beneficios un 20%, pero sus directivos ganan más que nunca). En cuanto a Teddy Bautista, no le discutiría pasta ni gloria caso de seguir al frente de Los Canarios haciendo cosas como aquel Ponte de rodillas. Aunque ser jefe de una organización recaudadora según la normativa vigente, ya no es para tanto. Y de losmanagers de las sociedades públicas aragonesas, qué se puede decir. ¡Ay si les ajustaran el sueldo de acuerdo con los resultados de sus empresas!
Pero lo más inquietante de todo es que estos bienpagaos (dejo lo del fútbol para otro día) son quienes luego teorizan la coyuntura económica, fijan tarifas, imponen este o aquel canon, manejan a placer grandes cantidades de dinero público y finalmente son los encargados de proponer ideas, recomendar ajustes y exigir en los foros que se aprieten el cinturón... los demás.
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